Saturday, March 25, 2017

Necesidad

Espero alguna vez entender el motivo último tras la impertinencia que mueve a las almas que se arremolinan a mi alrededor.
Que fuese simple y llanamente soledad sería, por decirlo menos, demasiado triste.

Saturday, March 18, 2017

Escurriéndose

Ya no es tan fácil como solía ser. Paradójicamente, debería ser un evento para celebrar: alejarme de aquel pequeño portal hacia la nada infinita es un paso que cuesta, pero que es necesario. Lo veo en mi sonrisa, en la de los demás, como demostraciones infatigables de que estoy haciendo lo correcto.

Cuando logro dar un atisbo dentro del camaleónico espacio que, aunque con las ventanas tapiadas contiene una luz invisible que logra dar sentido a mis pasos, el reflejo que entregan desde el piso los trozos irregulares del vidrio que quebré en una de las tantas noches de tránsito es, indudablemente, el mismo: las pupilas temblorosas, la sonrisa torcida, el regusto de que todo se derrumbará pronto. Ese sentimiento inquieto de no saber en qué punto estoy. La certeza definitiva de que es imposible huir.

El día en que logre mantener mi cabeza en alto y las palmadas en mi espalda se agudicen será el mismo que se fundirá con aquella noche.

Ahora es difícil llegar al camino deforme por el que tantas veces transité. En esa noche, fatídica, seductora e imposible de evitar, sé que será lo más fácil del mundo.

Porque nunca seré capaz de volver a huir tan cobardemente como lo he hecho en este último tiempo.

Porque, aunque digan lo contrario, mi hogar siempre ha estado entre los escombros y el polvo, en los rincones más deshabitados de un mundo con tintes azules y telón negro.

Sunday, March 12, 2017

Cansancio

Cuando los esfuerzos son inútiles, ¿vale siquiera la pena el ser sincero y decir que estás mal?

El rechazo de la gente sumado a la voz seductora, risueña y altanera que susurra dentro de las costillas, como regodeándose en su reino impenetrable pero absoluto, hacen que sea imposible sacar la voz.

Si a final de cuentas terminará, más tarde que temprano, por eliminar esa voz y cualquiera de los vestigios de que en algún momento existí.

Saturday, March 4, 2017

De subjetividad y otros miedos

Hay veces que salir al patio, saludar al vecino o pararte y gritar en medio de la plaza parecen acciones ridículamente fáciles de realizar si lo comparamos a la distancia insalvable de nuestros dedos en la pantalla.

Wednesday, March 1, 2017

Lo de siempre, sin azúcar

La hipocresía se sirve fría, todos los días, después del tecito de las siete de la tarde. Y es igual de amarga.

Pero qué le vamos a hacer. Estamos acostumbrados.

¿Cambiarlo? Ni en mi tumba, señor. Me criaron así y así me moriré.

Qué va a saber usted si después de todo los gustos son gustos, no se puede hacer nada, y menos porque puta que le gusta a la gente mentirme a la cara.

Convergente

He pensado en esa chica más de lo que debería: su ropa de corte moderno, el lado derecho de su cabellera rapada, el puente de su nariz que con su longitud hacían de éste su rasgo más distintivo de su rostro, esos ojos temerosos al hablar pero que se enzarzaban en una lucha con su boca, decidida y mordaz, como si pertenecieran a otra persona.

Quizá, de haber sido otras las circunstancias, le habría dicho que dejase de charlar con esa cascada de palabras durísimas, que sin aliento se agolpaban las unas con las otras; y que si acaso se quería acostar con el primero que tenía al frente tal como repetía en innumerables ocasiones pues que así lo hiciera y no le diese tantas vueltas al asunto.

Porque en esas largas frases de disculpa, temblores casi imperceptibles y miradas esquivas, solo advertí un reflejo diametralmente opuesto de mí misma; pero tan, tan malditamente cercano que ahí recae el motivo de que no dejo de pensar en ella.

Es obvio darse cuenta que, de haber sido otras las circunstancias también, habría tenido que escuchar a una mujer un par de años mayor que se ahogaba con su propia lengua al tratar de formar una conversación con ella, conmigo, con todo y nada a la vez. Y la habría visto con los mismos ojos arrogantes, sabiendo que yo sí había hecho con mi vida lo que quería a diferencia de esa enclenque persona, aunque por dentro me estuviese muriendo por una señal que me dijera que estaba haciendo mal las cosas.

Porque la vi, ella me vio, y ambas supimos sin siquiera mediar palabra al respecto las fallas insalvables que tenía la otra.

Y que, tal vez, habríamos podido arreglar mutuamente de tan solo atrevernos a abrir la boca.